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Una Mariposa en mi balcón

Dra. María D. Pérez Ubieta

Se nos ha parado el mundo e igual que la oruga se encierra en su crisálida, el destino nos ha obligado a confinarnos en nuestras casas. 


El otro día, mientras hacía mi práctica de yoga frente a mi balcón, pasó por allí una mariposa, dejé por un momento lo que estaba haciendo y la observé. Siempre he sido de distraerme con facilidad, en especial cuando veo algo que me gusta, una flor, una mariposa y según lo que sea me dejo llevar o no. Esos segundos de conexión con la naturaleza me proporcionan una paz indescriptible que no suelo dejar pasar. Así que allí estaba yo, viviendo el momento presente que es tan importante cuando se hace yoga y dejándome llevar por la distracción más absoluta. El caso es que me encantan esos insectos coloridos y alados que nos encontramos revoloteando alegremente alrededor de las flores y que representan transformación y cambio. ¿Cómo evitarlo? Me dejé llevar.

Ese instante, me hizo pensar sobre el presente que todos estamos viviendo estos días. Se nos ha parado el mundo e igual que la oruga se encierra en su crisálida, el destino nos ha obligado a confinarnos en nuestras casas. La incertidumbre ante el futuro, el miedo, la frustración, la tristeza, la impotencia, la soledad y muchos otros fantasmas, se han instalado también en nuestro hogar para acompañarnos. Puede que un día lo veamos todo negro y quizá al siguiente pensemos que las cosas pueden mejorar, pero el desasosiego sigue ahí, como una sombra inamovible. Son tiempos difíciles para los distraídos, porque hay que estar más enfocados que nunca y la situación invita a todo lo contrario. Centrarse, crear una rutina sana y llevarla con disciplina, es ya complicado en nuestra cotidianidad y ahora que lo necesitamos más que antes se hace cuesta arriba, pero es la única forma de salir menos tocados de esto. Así que hay que hacer un esfuerzo, como dijo el psicólogo William James, si puedes cambiar tu mente, puedes cambiar el mundo. Esto es lo que me transmitió la mariposa, el cambio, pero desde lo más profundo de la mente.

Dicen los nativos norteamericanos, que cuando aparece una mariposa en tu vida es para que examines en qué momento estás, qué quieres alcanzar, si estás tomando el camino correcto y que determines si es necesario un cambio de rumbo. También dicen que su revoloteo es una danza desenfadada, que nos invita a no tomar las cosas con tanta seriedad, a disfrutar más, a llevar la vida con un poco de ligereza para que los problemas nos pesen menos. Sobre todo a no olvidar que el cambio es bueno y que hay que aprovechar las oportunidades que se nos ofrecen para transformar nuestras vidas. La transformación es inevitable, pero el crecimiento y el camino hacia ella no tienen que ser traumáticos. 

Quiero pensar que nuestros hogares son como la crisálida  de la mariposa y que encerrados en ellos tenemos el deber de meditar el curso de nuestras vidas, convertir esta situación en una oportunidad para desaprender, aprender y transformarnos para darle al mundo lo mejor de nosotros. 

“Sé el cambio que quieres ver en el mundo” 
     Gandhi



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